Como padres y madres sabemos lo importante que es que nuestros hijos e hijas mantengan la higiene personal para evitar enfermedades y para promover el bienestar y el cuidado del cuerpo. Para lograr esto, los sanitarios deben estar en el mejor estado posible.
El buen estado de mantenimiento de los baños es una señal de respeto hacia los chicos y chicas, y de que nos importa su salud y bienestar. Los baños del Colegio estaban muy lejos de ese objetivo. Inodoros tapados, retretes clausurados, mingitorios con pérdidas, piletas despintadas, canillas rotas, espejos faltantes. Esta era la postal del abandono, resultado del uso intensísimo de los 2300 alumnos cada día y de defectos estructurales que hacían muy difícil el mantenimiento cotidiano.
Sabiendo del malestar de la comunidad respecto a este delicado tema, destinamos un presupuesto importante de nuestra recaudación a la adecuación de los baños de alumnos. Lo hicimos en dos etapas para poder encararlo durante el período de clases.
En una primera etapa, invirtiendo $ 750.000, hicimos una reforma de la instalación sanitaria que dificultaba la limpieza y mantenimiento de los inodoros.
Hasta ese momento, se superponían dos sistemas de inodoros: el convencional de tipo pedestal, que usan los chicos y chicas normalmente, y el antiguo tipo letrina, original del Colegio, conocido como inodoro a la turca. Ambos dispositivos convivían uno sobre el otro. Por esto, cada vez que un inodoro se tapaba, era muy difícil su destapación. Generalmente había que sacar el inodoro pedestal para poder acceder al otro sistema y destaparlo. Esto llevaba tiempo y ante la falta de personal idóneo se procedía a clausurar el retrete.
Los inodoros estaban clausurados o con pérdidas de agua, rotos por la continua manipulación al sacarlos y recolocarlos, con sus tapas rotas o faltantes y las mochilas perdiendo agua. Todo conformaba una situación insostenible de incomodidad y falta de higiene.
Se aprovecharon las vacaciones de invierno y en una obra relámpago se sacaron los inodoros pedestal y se removieron las viejas letrinas. Se reformó la instalación de desagües que colgaba bajo la losa inferior removiendo el viejo sifón hidráulico, y luego se completaron los pisos de mosaicos calcáreos y se recolocaron los inodoros modernos, reponiendo tapas y reparando mochilas.
Además se instaló un inodoro para discapacitados utilizando un cubículo grande y desocupado en el 2° piso.
Siguiendo una disposición del Colegio, los baños del 2° piso serán considerados sin distinción de géneros. El antiguo de varones será para estudiantes y el antiguo de mujeres será para docentes, manteniendo separados a menores de adultos.
En la segunda etapa, que se llevó adelante durante las vacaciones de verano, se invirtieron algo más de $ 500.000 y se hicieron terminaciones para que los baños lucieran en las mejores condiciones. La obra incluyó: pintura, limpieza de mármoles, reparación de puertas y herrajes, reposición de espejos y enlozado de las piletas históricas. Se suma a esto la provisión de elementos de higiene como portarrollos de papel higiénico, secamanos eléctricos, cestos y jabones.
Invitamos a toda la comunidad a comprometerse con el perfecto mantenimiento y cuidado de los baños. A los estudiantes, en primer lugar, les pedimos un uso responsable, con la conciencia de que es un espacio para su propio cuidado y bienestar. Y que se quejen cuando no lo encuentren en condiciones. A los preceptores, les pedimos promover y cuidar estos valores entre los alumnos y alumnas. A los no docentes encargados del mantenimiento, les pedimos que evitemos clausurar los retretes, que extrememos la limpieza, que no falten los jabones ni el papel, que les mostremos a los chicos y chicas cuánto nos importan, ya que es a ellos a quienes debemos dedicar todos nuestros esfuerzos.